lunes, 31 de diciembre de 2012

12+1 pensamientos positivos para el 2013


Hoy se acaba un año y comienza uno más duro… eso dicen, y eso nos vienen diciendo desde hace ya unos cuantos. Pero como ya dije en entradas anteriores ¿Puedo yo controlar esta situación que me está tocando vivir? ¿Puedo yo filtrar los mensajes pesimistas que me llegan constantemente?

Está claro que no, pero sí que puedo hacer algo mucho más potente y no es más que preguntarme, responderme y escucharme a mí mismo. ¿Realmente me creo tan débil que cualquier situación exterior, cualquier comentario y cualquier contratiempo van a hacer que me rinda y deje de luchar por aquello en lo que creo?

Yo tengo que ser mi propio guía. Y desde hace mucho tiempo soy yo el único que construyo el camino por el que voy; a veces solo y a veces acompañado de quienes ahí quieren estar. ¿Y sabes cómo?, con pensamiento positivo.

Para este 2013 que mañana estrenamos te escribo a continuación 12+1 pensamientos que van a ser mi guía de viaje:

1. No voy a dejarme vencer por muy duro que sea lo que me rodea.

2. Si he llegado hasta aquí, ¿qué sentido tiene recular o abandonar? 

3. Tengo que tirar hacia delante, porque nunca sé si lo que me vendrá después va a ser aún más duro y voy a necesitar estar preparado. 

4. Si afronto las situaciones con fuerza y valentía contagiaré a los que tenga a mi alrededor.
  
5. Debo aprovechar cada momento como si fuera el último, sin pensar que la felicidad llegará después. 

6. De una situación delicada también se aprende y, de este modo, conseguiré salir reforzado. 

7. Las crisis entendidas en cualquier ámbito (personal, social, económico,…) también conllevan nuevas oportunidades. ¡Y a por ellas voy!

8. De nada sirve el quejarme; siempre voy a encontrar personas que desgraciadamente merecen esa queja y, sin embargo, son hasta capaces de sonreír. 

9. La vida pasa demasiado deprisa como para estar pensando en el pasado o en el futuro, descuidando lo que realmente importa que es el presente. 

10. Si me quedo quieto el “no” ya lo tengo, ¿qué puedo perder entonces por intentarlo? 

11. El miedo no existe en otro lugar más que en mi mente.

12. No tengo que esperar grandes logros, ya llegarán cuando tengan que llegar y si tienen que llegar, por ahora me conformo con ir saboreando los pequeños detalles.  

12+1. Si quiero, puedo. Este es mi lema de vida.


Os invito a que añadáis los pensamientos que a vosotros os ayudan en vuestro día a día. 

Aprovecho la ocasión para desearos un Feliz 2013!! 

 

lunes, 24 de diciembre de 2012

Hablemos del compañerismo. ¡Feliz Navidad!


Hoy es Nochebuena y qué mejor día para hablar del compañerismo, de la cooperación, de la colaboración, del compartir…

Cada vez más nos encontramos con una sociedad competitiva en la que olvidamos la importancia del compañerismo en cualquier contexto. Desde la óptica más lejana como puede ser la competitividad entre países hasta la óptica más personal como puede ser la competitividad que se da entre dos compañeros de trabajo, deberíamos tener la capacidad de reflexionar y de pararnos un segundo para valorar los beneficios que a todos nos aporta la existencia de una buena relación con los demás.

Se tiende a pensar en uno mismo y eso es bueno, pero como todo sin excesos. El ambiente crispado, incierto y difuso que la situación actual nos está dejando hace que se acentúen aún más estos aspectos egoístas que como seres humanos forman parte de nuestro cajón de actitudes.

En el contexto empresarial es a veces la propia empresa la que de forma totalmente equivocada propicia la competitividad entre sus empleados, haciendo que estos vean a su compañero como rival. No con ello quiero decir que esté en contra de los sistemas retributivos, compensatorios o disciplinarios basados en el cumplimiento o no de objetivos individuales, pero de nuevo, son malos llevados al extremo. Y si somos críticos creo que todos coincidimos en que últimamente estamos yéndonos a los extremos en muchos aspectos sociales, económicos, políticos y, por ende, personales.

Un compañero no tiene por qué ser un amigo, pero sí es cierto que muchos amigos han surgido a través de las relaciones de compañerismo que se nos han dado en el colegio, en la universidad y en el trabajo. Personas con las que no hemos decidido trabajar porque ya estaban ahí, pero con las que podremos desempeñar una labor agradable y satisfactoria si fomentamos las buenas prácticas en cuestión de compañerismo.

Al final, los beneficios que extraigamos de las buenas relaciones son tanto para el propio empleado: compartir y ampliar conocimientos, trabajo más agradable, respaldo en momentos de necesidad… como para la empresa: trabajadores más comprometidos con la organización, mejor clima laboral, multiplicación de los talentos…

Aprovechando estos días navideños en los que parece que estamos llamados a ser más buenos, más comprensivos, más colaboradores, más cercanos… hago un llamamiento a que esto no sólo quede patente en estas fechas sino que lo hagamos extensivo al resto del año y así, seguro, seremos todos un poquito más felices.

Creo que el primer aprendizaje que deberíamos tener, incluso antes de saber decir papá, es el de cuidar nuestras relaciones y saber que no hay que tratar a los demás como no queramos que nos traten a nosotros.

Fomentemos el valor del compañerismo e inculquémoslos a nuestros pequeños; ellos serán los adultos que en pocos años liderarán equipos, empresas e incluso países.

Felices Fiestas!!


 

viernes, 21 de diciembre de 2012

Y hablando de motivación en la empresa...


¿Y qué ocurre cuando se trata de motivar a los otros? ¿Es tan fácil como parece?


Centrándonos hoy en el contexto empresarial, aunque nos ocurre en muchas otras facetas de nuestras vidas, en ocasiones escuchamos o decimos frases como “en mi empresa no me motivan” o “ya no me siento motivado para ir a trabajar”. 

Deberíamos conocer la casuística de cada una de las personas que dicen estos comentarios, así como la forma en que su empresa motiva a los empleados. Pero de manera general podemos distinguir entre aquellas empresas en las que la política es la de “café para todos” y aquellas en las que el café es para quienes quieran café, la infusión para los que quieran infusión y el refresco para los que quieran refresco.


En las primeras, la forma de motivar a los empleados es completamente errónea a la vez que contraproducente, pudiendo en muchos casos ser desmotivadora, a pesar de haber habido aparentemente una buena intención. Es un error pensar que todos van a estar más motivados aplicándoles por igual los mismos cambios: aumento de sueldo, horarios intensivos, descuentos exclusivos para personal, cursos de formación…

En las segundas, en cambio, las personas son valoradas de manera individual. Existe un interés por conocer cuáles son los motivos individuales por los que cada persona valora más su puesto de trabajo, con el fin de saber cuáles son los motivos a los que tendrá que prestarse más atención si se quiere mejorar la motivación del empleado en cuestión.

Estos motivos en los que los demás pueden incidirnos son los llamados motivos extrínsecos, como por ejemplo el salario, el reconocimiento del trabajo bien efectuado, los ascensos, las oportunidades de desarrollo… Los motivos en los que sólo tú puedes incidir, y que en realidad son los más importantes, son los llamados motivos intrínsecos, que te llevan a una sensación de éxito y placer tras la satisfacción de haber realizado algo que te gusta.

Es por tanto obvio que la motivación nace primero del interior de uno mismo y, a partir de ahí, serán los demás (en este caso la empresa) quienes podrán colaborar en que esta motivación sea mejor si por su parte realizan la gestión correcta de comenzar identificando cuáles son los motivos que te mueven (valga la redundancia) a levantarte cada día para ir a trabajar.

Finalizo con una reflexión de la que no espero respuestas, sólo que la pienses para ti:

Laboralmente hablando, ¿te sentirías feliz siendo por ejemplo directivo en una empresa y trabajando en algo que realmente no te gusta?


lunes, 17 de diciembre de 2012

"Ho portem dins": una lección de motivación


Y llegamos a uno de los ingredientes principales que permiten que nosotros, las personas, nos movamos diariamente por alguna razón. Se trata de la motivación.

A grandes rasgos te defino la motivación como la actitud que manifestamos ante la vida y ante todo lo que en ella nos ocurre. Recuerda que, primero, está dentro de ti y por lo tanto la motivación que lleves encima depende exclusivamente de cómo reaccionas a esos acontecimientos que día a día irrumpen para bien o para mal en tu vida.

Esta actitud, sin duda, está influenciada por estos acontecimientos. Si son buenos les vas a dar una puntuación positiva y esto va a hacer que sea más fácil seguir por el camino que has emprendido a primera hora del día. Si por el contrario son acontecimientos malos, tendrás que esforzarte un poco más en puntuarlos, intentando que la puntuación sea lo menos negativa posible, porque el resultado de ello incidirá directamente en tu motivación.

De esta forma no cabe duda de que el poder para interpretar y para puntuar estos acontecimientos que te ocurren está dentro de ti, lo llevamos dentro. Cada uno de nosotros vamos a darle una puntuación distinta a cada situación en función de nuestra experiencia, de nuestras emociones, de nuestros valores, de nuestra cultura y sociedad… y es por esto que ante una misma situación cada persona tiene un nivel de motivación diferente.

Mira este video antes de continuar con la lectura…


... “La vida está llena de dificultades”, “lo importante es volverse a levantar" y "luchar hasta el final”. Estos son los mensajes que aparecen escritos en esta grabación. Pero son sólo palabras fáciles de decir. A estas personas nadie se las estaba diciendo en aquel momento y, es por eso, que son los hechos los que realmente demuestran el esfuerzo individual que cada uno de los integrantes de la colla castellera dels Marrecs de Salt hicieron para otorgar la puntuación menos negativa posible y conseguir aunar sus fuerzas y volverse a levantar llegando hasta las puertas de la Catedral de Girona.

Y ese era su principal objetivo, llegar gloriosos y triunfantes a los pies de la fachada de esta catedral tras subir sus 90 escalones. Un objetivo truncado por un acontecimiento negativo que sin embargo no les impidió continuar, sino que además lo hicieron saliendo reforzados y culminando la escalinata con un aplauso y una emotividad generalizada por parte de la audiencia que en aquel momento estaba allí y, más aún, por parte de todos los que como nosotros nos hemos sentido identificados y emocionados al ver este video.

Todos nos caemos alguna vez. Lo importante es volverse a levantar y comprobar que con una buena actitud vamos a conseguir llegar reforzados hasta la meta, porque por el camino habremos aprendido como mínimos dos cosas:

  1. Cuál ha sido el error que nos ha desequilibrado y el cual ya no volveremos a cometer.
  2. Cuán de potente es la desconocida fuerza que hay dentro de nosotros que nos ha permitido luchar hasta el final a pesar de los contratiempos. 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Y para ti... ¿qué es la felicidad?


¿Has tenido un mal día? ¿Es hoy uno de esos días en los que piensas que mejor no te hubieras levantado? No sólo eso, ¿sino que lo que estás teniendo es una mala racha?

Todos tenemos momentos así, y los seguiremos teniendo, porque uno de los grandes defectos del ser humano es idealizar, es querer llegar a la utópica cúspide de eso a lo que llamamos “felicidad”.

Pero, ¿qué es exactamente la felicidad?. Puedes entrar en Google y rebuscar entre las 69.700.000 entradas que aparecen, puedes acudir a tu diccionario de referencia, puedes preguntarle a un niño o a la persona más longeva que conozcas, puedes incluso recoger definiciones por diferentes culturas, religiones y tiempos a lo largo de la historia… y nunca vas a encontrar la verdadera definición de lo que es la felicidad. Simplemente, porque no existe; porque la felicidad la creas tú mismo en tu interior y el valor y sentido que le das a ese estado de felicidad que en un momento estás experimentando puede ser similar o diferente al que otra persona le esté dando a esa misma causa.

Durante mucho tiempo he tenido la oportunidad de observar la felicidad a través de la comunicación no verbal que transmiten las personas ante ciertos estímulos. He visto la felicidad en los ojos de un niño egipcio al que le regalaba un bolígrafo, he visto la felicidad en la mirada de mi abuela cuando le hacía una visita por sorpresa, he visto la felicidad en una madre en paro a la que le ofrecía un puesto de trabajo… y así podría seguir horas. Pero también he visto todo lo contrario (no me atrevo a ponerle nombre) en unos niños que abrían decenas de regalos el día de Navidad, en personas a las que intentabas sorprenderles con una visita y en otras a las que les estabas ofreciendo una oportunidad laboral que estaban buscando desde hacía meses.

La felicidad es exclusiva de cada persona, es única, autogestionable, pero a la vez muy difícil de manejar. Cuando nos planteamos conseguir un objetivo y lo alcanzamos, seguramente experimentamos nuestro momento de felicidad, pero ese momento es efímero porque automáticamente nuestro cerebro está trabajando para formular una nueva meta. Volvemos pues a un estado de búsqueda y ejecución de pasos para alcanzarla y, cuando lo hayamos conseguido, volveremos a saborear efímeramente la felicidad que nosotros mismos nos hemos creado, puesto que enseguida comenzará el ciclo con la visión centrada en un nuevo objetivo.

Y así funcionamos, así vivimos toda nuestra vida, poniéndonos metas en casa, en el trabajo, en el deporte, en las relaciones… porque esas metas son los agujeros negros en los que navegamos durante un determinado tiempo experimentando lo que para nosotros es felicidad. El combustible que nos ha permitido llegar a alcanzar esa meta desde el momento en que nos la propusimos es la motivación, de la que hablaré próximamente.

Por cierto, a todas las preguntas que abrían esta entrada quiero responderte con la voz de Stuart Little:

“Recuerda que detrás de cada nube hay un rayo de sol”



lunes, 10 de diciembre de 2012

El "Shahaylu" llevado a la empresa

Si extrapolamos la idea general de lo que a continuación escribiré y le sustituimos la etiqueta “trabajador–empresa” por la de “marido/mujer–relación”; “amigo/a–amistad”; “padre/madre–familia”… podremos llegar a la misma conclusión: la comunicación es necesaria en cualquier contexto de nuestras vidas porque sin ella no tiene sentido hablar de relaciones, de hecho, no existirían.

Nosotros, los empleados, necesitamos poder responder a los mensajes que la empresa nos lanza, pero a la vez necesitamos convertirnos en emisores de esos mensajes que, a su vez, deberán ser respondidos por parte de la organización. Esto es comunicación, mediante la cual creamos un vínculo que va a permitir mejorar el clima, el compromiso, la motivación, la implicación, el sentido de pertenencia… y, en definitiva, el que todos vayamos hacia un mismo lugar aunando fuerzas y persiguiendo un mismo objetivo.

Me refiero al vínculo entendido como la alineación entre los intereses de la empresa y los de los trabajadores. Pero también me gusta la palabra sinergia, entendiéndola como la suma de fuerzas individuales que se multiplican a medida que el grupo crece. ¡Aquí ya no vale decir que 1+1 son 2!.

Buscando un símil en el mundo cinematográfico, se me viene a la cabeza la película Avatar. ¿Recordáis la larga trenza que caracteriza a los Na’vi del planeta Pandora?. Esta trenza es un sistema de conexión física que permite a dos seres establecer el “vínculo” (Shahaylu como ellos le llaman en su lengua Na’vi). El enlace o vínculo que se genera al juntar los filamentos es tan profundo que la unión resultante hace que sus sentidos se compartan y confundan, creando una armonía perfecta, aunando las fuerzas de cada ser y luchando ambos hacia un mismo objetivo.


¿Os imagináis que pudiéramos conectar nuestros intereses a los de la empresa con tanta intensidad?. Distanciándonos de la ciencia ficción donde los seres vivos de Pandora tienen sus trenzas, antenas y raíces, aquí en la Tierra nosotros, los seres humanos, tenemos un potente armazón llamado comunicación, a través de la cual podemos establecer el vínculo entre nuestra organización y nuestros propios intereses como empleados de la misma. Si la conexión ha sido acertada, como en toda simbiosis, los beneficios serán mutuos.

La comunicación es la herramienta más potente que jamás ha tenido el ser humano. Sólo mediante ella, y a través de su buen uso, seremos capaces de establecer los vínculos necesarios que como empleados nos permitirán ser felices con lo que hacemos, estar motivados, sentirnos parte del grupo y, en definitiva, sentirnos realizados. Por su parte, la empresa, será más fuerte y tendrá un camino mucho más nítido por el que seguir con el fin de alcanzar los objetivos para los que fue creada ya que sus recursos humanos se sentirán integrados en ella como si de unos ‘avatares’ en Pandora se tratara.


viernes, 7 de diciembre de 2012

El león más bello del mundo



Permíteme escribir brevemente dos historias:

Estoy en la cama, suena el despertador, son las 7 de la mañana. Me levanto, me lavo la cara, me miro al espejo, sonrío y me siento feliz. Noto fluir energía en mi interior y me dispongo a utilizarla a lo largo de mi jornada. Voy a la cocina, saco la leche de la nevera y pongo unas rebanadas de pan a tostar. Mientras se preparan voy a vestirme, ¡¡vaya!! me olvidé de coser el botón a la camisa. Cojo el costurero, saco la aguja y el hilo… huele a quemado, ¡las tostadas!... voy corriendo a apartarlas del fuego, ¡están negras!, me giro con prisas y derramo el vaso de leche que había preparado. Bufff!!! No tengo tiempo, después lo recojo todo, hoy no desayuno. Necesito coser el botón de la camisa. Salgo corriendo de casa, bajo a la calle y está lloviendo… subo de nuevo a por el paraguas. Voy corriendo por la calle; me he retrasado bastante, ¡¡llegaré tarde!! Pasa por mi lado una moto, me salpica al pisar un charco y me empapa los zapatos. ¿Qué más me puede pasar hoy?. Por fin, llego al trabajo y veo a mi jefe con cara de pocos amigos. Me recuerda que llego tarde, que ha tenido que atender a dos clientes y que ahora no tiene tiempo de escuchar explicaciones, pero que me las pedirá a lo largo de la mañana.

Estoy en la cama, suena el despertador, son las 7 de la mañana. Me levanto, me lavo la cara, me miro al espejo, sonrío y me siento feliz. Noto fluir energía en mi interior y me dispongo a utilizarla a lo largo de mi jornada. Voy a la cocina, saco la leche de la nevera y pongo unas rebanadas de pan a tostar. Mientras se preparan voy a vestirme, hoy me apetece la camisa naranja, necesito darle un poco de color al día lluvioso. Voy a la cocina, bebo la leche y como las tostadas. Cojo el paraguas, salgo de casa y voy tranquilamente caminando hasta llegar al trabajo. Me encuentro a mi jefe subiendo en el ascensor, dice que le gusta mi camisa y me invita a tomar un café mientras hablamos de los asuntos pendientes a tratar durante el día.

Ambas situaciones son muy diferentes. En la primera historia todo lo exterior, que sale fuera de mi control, me es negativo, no me ayuda a mantener la felicidad con la que me he levantado. En la segunda, en cambio, todo confabula para mantener y potenciar mi estado anímico.

Hasta ahí estamos de acuerdo, el segundo caso es el que todos queremos. Es el que va a permitir que hoy sea una persona feliz, que haga bien mi trabajo y que además salga, si cabe, más feliz del mismo tras haber obtenido buenos resultados. Pero, ¿esto quiere decir que en el primer caso el hecho de que todo me haya ido en contra tenga que influir necesariamente en mi estado anímico, que a su vez hará que mi trabajo no sea todo lo satisfactorio que pudiera ser y, en definitiva, salga disgustado al finalizar mi jornada?.

Pues mi respuesta es un NO!!. Estoy de acuerdo en que el primer caso me dificulta mantener mi felicidad matutina y en el segundo todo es mucho más fácil. Lo externo está claro que no lo puedo controlar, a veces será favorecedor y otras veces todo lo contrario, pero de lo interno soy el único que tiene el poder, el único que puedo dejarme o no influir por lo que en mi alrededor esté ocurriendo. Sólo yo conozco mi fuerza interna, sólo yo sé quién soy, conozco mis límites y mis fortalezas y sólo yo sé cómo manejar los mandos para que mi felicidad interna no varíe y no me haga infravalorarme por muy negativos que estén siendo los inputs que reciba del exterior.

Si hoy me he levantado sintiéndome un león sé que al menos me iré a dormir como un león, pero es más, voy a intentar irme a dormir sintiéndome el león más bello del mundo.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿De qué estamos hechos los seres humanos?




Inauguro este blog hablando de NOSOTROS: los seres humanos. Sin menospreciar las muchas disciplinas que nos estudian, respondo a esta pregunta desde el punto de vista psicológico que como profesional me caracteriza. Y mi respuesta es la siguiente: 
                            

                  “Somos Emociones



Todo está dentro de nosotros, primero. La felicidad, primero, está en nuestro interior. La motivación, primero, está dentro de nosotros. La comunicación, primero, está en nosotros. Y así podría seguir con una amplia lista, porque es primero dentro de nosotros donde debemos saber localizar la raíz de todos estos conceptos que después vamos a buscar, encontrar y, llegado el caso, reclamar en nuestro exterior.

No tiene sentido que pidas a los demás que te hagan feliz, que te motiven, que te quieran, que te atiendan… si primero no eres tú el que lo estás haciendo contigo mismo. Porque tú tienes que ser tu fan número 1.

De estas y muchas otras cosas voy a hablar a lo largo de este camino que hoy comienzo a compartir con todos vosotros a través de este blog.

Aunque hablaré de un NOSOTROS con el rol de trabajadores en las organizaciones, veréis que muchas de las cosas que escriba tendrán también valor y sentido en nuestras vidas ajenas a lo laboral porque, del mismo modo que he comenzado diciendo, somos seres humanos, somos personas y somos emociones dentro y fuera de nuestros puestos de trabajo.


¿Quién soy?


Hola y bienvenid@ a este blog.


Me llamo Alexandre González (Álex para los amigos). Soy licenciado en Psicología y máster en Dirección de Recursos Humanos. Me dedico desde hace 8 años a trabajar con personas, aprendiendo y compartiendo conocimiento a diario.

Sinceramente, el motivo que me llevó a ingresar en la Facultad de Psicología fue el haber cursado una asignatura optativa en Bachillerato que me llegó a gustar tanto que decidí anteponer la Psicología al Periodismo, carrera que desde hacía años tenía pensado cursar. Entré en la facultad y hubo momentos en los que pensaba que me había equivocado, tanta biología, estadística y farmacología no podían ser buenas para un chaval que acababa de salir del Bachillerato Social huyendo en su día de las ciencias. Pero gracias a eso que llaman “voluntad”, conseguí superar el primer y segundo año de carrera y ver que existían más especializaciones de las que en un primer momento se me habían presentado. Fue el momento en el que me di cuenta que yo quería trabajar con personas. Después de descartar definitivamente la clínica (no me veía 8 horas al día sentado en una consulta), me empezó a interesar el mundo de los Recursos Humanos y fue hacia esta rama donde centré todo mi empeño hasta llegar al día de la Graduación.

Por suerte he podido dedicarme todo este tiempo a trabajar en esta área. Nunca me cansaré de decir que cada día en mi puesto de trabajo es diferente. ¡Yo lo hago diferente!. Las personas y el trabajo con ellas me facilitan el poder hacer que cada día sea distinto.

Son muchas las tareas que he tenido oportunidad de desarrollar tanto profesionalmente (selección de personal, formación, comunicación…) como personalmente (en términos de autoformación) a lo largo de estos años. El interés me mueve, la curiosidad también. Es por todo esto que ahora soy un apasionado de la Comunicación, defendiendo que es sólo mediante ella que podremos ser buenos seleccionadores, formadores, líderes, bloggeros, community managers... y, en definitiva, personas.

Acabo mi presentación indicando otras aficiones que tengo fuera de la etiqueta “RRHH” como son la fotografía, la lectura, los viajes, el cine, la escritura y la colección de frases o reflexiones sobre la vida misma. De estas inquietudes más personales siempre intento encontrar un nexo con las más profesionales, por lo que pretenderé incluir en este blog algunos relatos en los que estas fusiones sean notorias.

Saludos y hasta pronto.

Álex