domingo, 30 de junio de 2013

Tú ya tienes una marca


Cuando alguien me cuestiona que para qué tener una marca personal mi respuesta siempre es la misma: “tú ya tienes una marca”. Y es que, como ya he mencionado en otros artículos, la marca personal entendida como la huella que dejamos en los demás cuando no estamos presentes la tenemos per se a nuestra existencia. Desde que nacemos o me atrevería a decir que desde el momento en que se sabe que vamos a nacer (porque a una madre estoy seguro que su futuro hijo/a ya le deja una huella) todos tenemos una marca diferencial que, a partir de ese momento, dependerá de nosotros el trabajarla o dejarla en manos de los demás.

Porque es ahí donde está la clave de la cuestión, el trabajo que decidamos, o no, hacer con la marca que tenemos. Todo lo que nos rodea influye sin duda en nuestra marca personal: la familia, el contexto sociocultural, el económico, la época en la que vivimos… del mismo modo que influye lo que es inherente a uno mismo como persona: los rasgos de personalidad, la fisonomía, el estilo en la vestimenta… pero lo que sobre todo va a determinar que nuestra marca sea más o menos potente será el trabajo que de ella decidamos hacer.

Y trabajar una marca personal no significa estar en las redes sociales. Éstas son un medio por donde potenciar nuestro branding, pero no hay que caer en el error de pensar que por estar en el mundo 2.0 ya tenemos trabajada nuestra marca personal. Como su propio nombre indica, la marca personal está asociada a las personas y no a las tecnologías.

La tecnología y las redes sociales son medios que nos ayudan a trabajar y a dar a conocer de una forma rápida quiénes somos. Gracias a Internet podemos llegar en cuestión de segundos a millones de personas que se encuentran a miles de kilómetros de distancia. Pero no debemos olvidar una cosa, y es que la imagen que proyectamos en el mundo online (el virtual) debe ir en consonancia directa con la que tenemos en nuestro mundo offline (el físico). De la misma manera que un producto que se publicita por televisión puede perder toda su fuerza una vez se consume y se comprueba que no es tan fantástico como por la televisión lo contaban, una persona puede generar muchas expectativas que pueden no ser cumplidas si se comprueba que lo que “vendía” en las redes sociales era una farsa o una distorsión de lo que es en realidad.

Es por todo esto que en la elaboración de una marca personal se premiará cualquier contenido que denote sencillez, humildad, cercanía y coherencia. Los contenidos directos, fácilmente entendibles, que transmitan claramente lo que ofrecen y que generen en los demás esas ganas de seguir conociendo más sobre esa persona, asegurarán la permanencia de un rastro o huella positiva que abrirá nuevos horizontes dirigidos a la consecución del objetivo u objetivos que le llevan a trabajar su marca personal.


martes, 18 de junio de 2013

La empresa en las redes sociales


Hemos hablado de la necesidad, cada vez más imperiosa, por parte de las empresas de incorporar Redes Sociales Internas con las que fomentar la colaboración y participación de los empleados en las decisiones estratégicas y con las que mejorar la comunicación interna en la organización.

Analicemos hoy la también necesidad de sumarse a las nuevas modas de Redes Sociales que ya cuentan con una amplia trayectoria y diversificación social como son Facebook, Twitter y YouTube, entre otras.


Las grandes empresas, y cada vez más también las PYME (pequeña y mediana empresa), están presentes en las redes sociales para posicionarse en la mundología 2.0 y usarla como plataforma de publicidad, marketing, comunicación e interacción con el cliente externo.

Que una empresa sea reacia a sumarse a una red social pública no es de entrada mala señal, porque querrá decir que es consciente de que habrán cambios organizativos y culturales y porque está al corriente de medir el impacto positivo y/o negativo que pueda provocar su presencia en Internet. Bajo mi punto de vista, igual que deberíamos hacer nosotros cuando creamos nuestros perfiles privados, éste debería ser el modus operandi de toda organización antes de lanzarse al mundo de las redes sociales, porque así se asegura el estar escogiendo la plataforma adecuada para su objetivo final. Tanto aquellas empresas que lleven su resistencia al extremo y finalmente no se inmerjan en el mundo virtual como aquellas que se lancen a cualquier red social, sólo por el hecho de estar presente en cuantas más mejor, estarán cometiendo errores que pueden salirles muy caros.

Hay que pensar, por lo tanto, que no todas las redes sociales son iguales y es por ello que no hay que posicionarse en todas ellas (si es que hay que estar en todas, insisto) de la misma manera. La empresa debe analizar qué le ofrece cada una de las redes sociales y qué puede ofrecer ella a los usuarios de las mismas.

Como decía, las redes sociales son públicas y si una empresa se hace visible en ellas debe tener muy presente que tendrá seguidores, pero también detractores. Y tanto a unos como a otros debe saber darles feedback, aceptando las diferentes opiniones y nunca entrar en confrontaciones, sino utilizando los comentarios siempre para mejorar.

Una red social puede servir a la empresa como una excelente vía de comunicación con sus clientes externos, quienes le darán pistas del servicio que de ella reciben, de los productos que se venden y de la opinión que tienen de la marca.

Finalizo este post con dos consejos que creo que debemos tener muy presentes a la hora de trabajar nuestra marca empresarial a través de las redes sociales:

  1. Las redes sociales son una herramienta y no un fin, por ello creo que no hay que estar en todas las redes sociales, sino en las que sepamos se encuentra nuestro nicho de mercado y de las que podremos obtener un beneficio.

  1. Son gratuitas, pero cuestan tiempo y dedicación. Hay que saber escoger a la persona o personas que van a actuar como Community Manager y van a colaborar activamente en el constante movimiento que diariamente se genera en ellas.

domingo, 9 de junio de 2013

La metástasis de la empresa: el rumor


En uno de mis últimos posts “La escucha activa: clave para una comunicación efectiva” hice mención al rumor, del que decía se origina como consecuencia de la mala comunicación, la interpretación subjetiva y, en ocasiones, la invención.

Aunque así ocurre en cualquier contexto, en el empresarial el rumor surge como consecuencia de la incertidumbre creada entre los empleados, cuando estos no tienen suficiente información de lo que está ocurriendo y tratan de encontrar una respuesta para montar el rompecabezas que necesitan entender.

El principal riesgo de pretender interpretar la realidad que a uno le rodea es que voluntaria o involutariamente tratamos de atar cabos o de inventar las posibles uniones entre ellos con el fin de dar sentido a dicha realidad. El resultado no es más que la propagación y creencia cada vez más firme de un rumor que nadie va a verificar ni comprobar que sea o no cierto. ¿Por qué iba a hacerlo si es lo único que le ayuda a dar sentido a algo que antes no tenía?

Si nos fuéramos a investigar la causa inicial de cualquier rumor en la empresa observaríamos que éste aparece en aquel lugar donde la comunicación formal no está siendo bien gestionada, clara ni trasparente. La ansiedad y el miedo que generan ciertas situaciones, en las que además la información no ayuda, son motivos suficientes para que no tarde mucho en aparecer un rumor.


El mundo del rumor no es sencillo de entender. Como en todo, la casuística puede ser variopinta. En ocasiones, el rumor es un fabuloso canal en el que plasmar los sentimientos personales del creador o difusor del chisme sin que nadie tenga que percatarse o entender la existencia de tales sentimientos. El empleado que siente insatisfacción por algún aspecto de la empresa, compañero o jefe puede incluir fácilmente esos sentimientos en el rumor que se haya generado, siempre y cuando encuentre un nexo entre el objeto/sujeto de su inconformismo y el motivo que originó el rumor.

Personalmente creo que el rumor existe siempre en cualquier organización, pero está en nuestras manos, como gestores de comunicación y personas, el que los rumores sean casuales y esporádicos o por el contrario inunden nuestros pasillos y despachos.

Hay que ser conscientes de que el rumor impacta e influye en la organización y en el equipo humano generando desmotivación, mal clima y pérdida de confianza y, aún peor, siendo fácilmente capaz de llegar al cliente externo e hiriendo la reputación de la empresa.