lunes, 21 de septiembre de 2015

Los ¿porqué? son más importantes que los ¿cómo?

"Hat man sein warum? des Lebens, so verträgt man sich fast mit jedem wie?
(Friedrich Nietzsche, Götzen – Dämmerung)
Cuando uno tiene su propio ¿porqué? de la vida se aviene a casi todo ¿cómo?” 
(Friedrich Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos)


Nada más y nada menos que hace unos 125 años el filósofo Friedrich Nietzsche publicaba esta reflexión sobre la vida que unas décadas más tarde, hacia 1946, el psiquiatra Viktor Frankl utilizaría como argumento en su obra “El hombre en busca del sentido” a la que ya me he referido en otros artículos.

A pesar de la antigüedad de estas citas, en la actualidad siguen teniendo el mismo peso e importancia cuando tratamos un tema tan genérico y compartido por las diferentes culturas y religiones como es el de la felicidad.

Cada día nos despertamos con la tarea de desempeñar diferentes acciones que están orientadas a un objetivo o meta: la acción de ir a trabajar para conseguir dinero con el que poder pagar la hipoteca este mes; la acción de ir a comprar para preparar un delicioso plato para la cena con la familia; la acción de ir al gimnasio para conseguir un cuerpo tonificado… Pero estos objetivos pueden ser también a medio y largo plazo: preparar un viaje, encontrar un empleo nuevo, llegar a formar una familia, construirme una casa en el campo…

Fijarnos objetivos que pueden llegar a ser alcanzables nos ayuda a mantenernos activos, a ser constantes, a luchar y esforzarnos en cada una de las acciones que nos ayudarán a alcanzar ese momento que para nosotros se convierte en la meta. Sin darnos cuenta nos autoalimentamos y nos creamos una ilusión, porque tenemos un motivo (un porqué) por el que vale la pena seguir levantándonos cada día y dedicar nuestra energía en estas acciones. Este porqué es el motor de nuestro esfuerzo para conseguir el objetivo y, sólo sabiendo que queremos llegar a él, encontraremos los caminos (los cómo) más propicios para seguir avanzando. 

¿Pero qué ocurre si tras el sacrificio no obtenemos el fin que nos propusimos? Es en el momento en que nos hacemos esta pregunta, cuando tenemos que ir a buscar nosotros mismos la siguiente respuesta que también todos conocemos: “se trata de disfrutar de los momentos, del proceso, del camino y sólo así, independientemente de cuál sea el resultado, podremos decir que hemos sido felices”. 
 
El gran error (el peor error) que podemos cometer en esta vida, es pensar que seremos felices cuando llegue el día del viaje, cuando llegue el día en que tenga un cuerpo diez, cuando me haya construido la casa en el campo y la pueda disfrutar con mi familia… quizás ese día no llegue o quizás llegue de manera diferente a como esperábamos. ¿Para qué arriesgar entonces y esperar a conocer el resultado?, mucho más fácil será ir disfrutando de los pequeños momentos que encontramos mientras llevamos a cabo las acciones que emprendemos a diario, ¿no crees?.

Como marco de este artículo me apetece compartir contigo este video, porque realmente al verlo me he sentido identificado. Quién no ha ido solo a la playa y ha disfrutado de una espléndida mañana mientras dejaba escurrir la arena entre sus dedos, quién no ha ido caminando por la calle pisando únicamente las baldosas de un color o haciendo equilibrio sobre el bordillo que separa la acera de la carretera, quién no ha jugado con las sombras de sus dedos en una pared blanca intentando crear figuras,... ¡¿quién no?!



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