miércoles, 3 de febrero de 2016

No me digas quién eres, ¡demuéstramelo!

"Déjate de milongas"
"Mientes más que hablas"
"Ya me gustaría verte a ti en mi lugar"

No negarás que en más de una ocasión no te hubiera gustado soltarle esto a alguien. Y es que hay mucha gente bocaza, mucha gente que todo lo ve fácil desde el otro lado de la valla y encima se atreve a criticar el cómo lo hacen los demás. Del mismo modo, muchas personas de esas que decimos que no tienen abuela, se llena la boca de halagos y sobrevaloraciones a su propia persona, demostrando en realidad que las palabras se las lleva el viento y nunca se materializan en hechos.

Para tener un branding potente debemos ser capaces de demostrar lo que decimos que somos y no precisamente a través de la oratoria. Las acciones son las únicas que tienen peso en la credibilidad de lo que una marca personal vende. Es por eso imprescindible que midas mucho tus palabras para llegar a ser creíble y ser reconocido por los demás con el prestigio que deseas. Es importante mantener coherencia casi perfecta entre lo que dices y lo que haces, entre cómo dices que eres y cómo estás proyectando esa imagen en los otros.

Considero que esto es uno de los puntos más complicados y a la vez cruciales en cualquier momento del proceso de elaboración y comunicación de tu marca personal. Estamos rodeados de casos en los que una marca personal con años de prestigio y reconocimiento se ve hundida en lo más profundo del pozo tras un acto incoherente con la promesa o lealtad con las que en algún momento se quiso convencer a los demás. Por poner unos ejemplos en España, sin ir más lejos, Jordi Pujol (expresident de la Generalitat de Catalunya), Iñaki Urdangarín e Infanta Cristina (Duques de Palma y miembros de la Familia Real Española), Luis Bárcenas (extesorero del Partido Popular), Isabel Pantoja (cantante de copla), y cientos de alcaldes, ex cargos políticos, banqueros… imputados por fraude fiscal, han visto hundido o como mínimo deteriorado su branding.

En menor escala este tipo de incoherencias nos pueden afectar en una entrevista de trabajo, en una relación de pareja, entre amigos… por ello es muy importante no prometer más de lo que eres capaz de hacer. Sólo si estás convencido de que lo que vas a decir lo puedes demostrar, entonces hazlo; de lo contrario siempre es mejor callar.

Como reflexión sobre este tema sólo te pido que pienses algo. ¿Consideras que aquellas personas a las que más quieres son coherentes? ¿Buscas coherencia en aquellos a quienes eliges como amigos? ¿Decides la compra de un producto o servicio en función de lo coherente que es lo que publicita con lo que realmente ofrece? Cuando hayas contestado estas preguntas seguramente entiendas un poco más lo que los demás esperan de ti y la importancia de ser coherente en cualquier contexto de la vida.

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