jueves, 31 de agosto de 2017

El mayor problema de la empresa: la falta de comunicación interna (por Joana Sánchez)

 Estamos en AGOSTO, mes de la Sal y de la Comunicación en este Blog. 
Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.


La falta de comunicación en la empresa genera pérdida de tiempo y de dinero. Además de provocar malentendidos. Entre los trabajadores es usual que se produzcan conversaciones preocupantes a raíz de un bulo. ¿Habrá despidos? ¿Una nueva incorporación? ¿Quién es el nuevo jefe? ¿Contará con toda la plantilla?

lunes, 28 de agosto de 2017

Inclusión, Transparencia y Cocreación: los tres pilares de la Gestión de Marca Empleadora 2.0 (por Kathiusca Zapata)

 Estamos en AGOSTO, mes de la Sal y de la Comunicación en este Blog. 
Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.





Hace mucho que las empresas dejaron de ser un ideal para las personas, especialmente en tiempos como estos, en los que el desarrollo tecnológico y las oportunidades que este conlleva, han transformado la forma como las generaciones más jóvenes se insertan al entorno laboral.

Por lo tanto, las empresas tienen el gran desafío de calzar con las expectativas de sus potenciales colaboradores, especialmente de los Millennials, considerando que la decisión de entrar a una empresa la suelen tomar guiándose mucho por lo que ven en Internet. Un reporte de Glassdoor indica que `la mayoría de postulantes a empleos lee de 4 a 7 comentarios antes de formarse una opinión sobre una empresa` y, según el estudio de Allegins Group Service Study, `un 69% de personas no tomaría un trabajo en una compañía con mala reputación, incluso si está desempleado`.

jueves, 10 de agosto de 2017

Artículo de comunicación (por David García)



 Estamos en AGOSTO, mes de la Sal y de la Comunicación en este Blog. 
Comparto con vosotros este magnífico artículo que David García ha escrito para "Nosotros: las personas", tratando la temática de este mes. Ante todo, agradecer la predisposición y el interés en todo momento con el que David se ha prestado a escribir estas líneas.


Defínase la comunicación como aquel proceso en el cual un emisor transmite un mensaje a un receptor, a través de un canal determinado y mediante la utilización de un código común y, muy importante, en un contexto determinado. En tres líneas, hemos definido el proceso de comunicación desde un punto de vista teórico. Sin embargo, ¿por qué es tan difícil llevarlo a la práctica de forma efectiva en algunas organizaciones actuales?

Actualmente, en muchas organizaciones la comunicación es muy pobre, muy poco efectiva, o prácticamente inexistente. El efecto se agrava todavía más en empresas tradicionales de no muchos trabajadores, fuertemente jerarquizadas, y típicamente gestionadas por una familia. En estas organizaciones, la comunicación no suele ser efectiva, la información no fluye o fluye en direcciones incorrectas, y esto genera una serie de consecuencias que afectan muy negativamente a los miembros de la organización.

Así pues, sabemos que la comunicación poco efectiva o inexistente tiene muchas consecuencias negativas a distintos niveles, pero ¿Qué efectos nocivos tiene en las personas? Nos centraremos en tres efectos principales.

martes, 1 de agosto de 2017

AGOSTO: Procura que tu comunicación no esté ni sosa ni salada



Es posiblemente el aditivo más antiguo y más usado en la alimentación, y uno de los principales pilares de la cocina en cualquier cultura del mundo. Me refiero en esta ocasión a la Sal. Algunos autores culinarios mencionan que el arte de la cocina es, quizás, el lograr saber con certeza cuándo se debe aplicar sal a los alimentos, así como la proporción exacta y el tipo de sal más aconsejable en función de las circunstancias.

¿Es necesario seguir dando datos que me ayuden a justificar por qué este mes acudo a la metáfora de la sal para explicar la comunicación y la transparencia como aditivos más antiguos y claves para asegurar el éxito en cualquier relación humana que se nos ocurra?

Existen diferentes axiomas cuando hablamos de la comunicación, el más conocido es el de la imposibilidad de no comunicar, pues ¡hasta el silencio lo hace!., del mismo modo que la ausencia de sal no hace que cualquier plato pierda su sabor, pues el que un plato esté soso ya nos está transmitiendo algo.

Desde siempre el hombre ha tenido necesidad de comunicarse con quienes le rodean. Gracias a ello estamos donde estamos y somos quienes somos. Independientemente de la cultura, de la época, de la raza, de la religión, de la edad… la comunicación ha existido, existe y existirá, pues como decíamos con la sal en la cocina, la comunicación es uno de los principales pilares de las relaciones humanas.

Pero que exista comunicación no quiere decir que ya todo sea un camino de rosas. Si echas más sal de la cuenta has estropeado el plato, y si te quedas corto alguien te avisará de que ese plato está insípido y necesita que le eches un poco más de sal. Lo mismo ocurre con la comunicación, uno debe saber cuándo intervenir, cómo hacerlo, con qué cantidad o frecuencia y qué tipo de código y canal utilizar. De lo contrario, tenemos todas las probabilidades de provocar un fallo comunicativo.

Además, cuando he introducido la metáfora sal-comunicación, también he aludido a la transparencia. Es muy interesante saber que la sal en su estado puro está formada por pequeños cristales completamente transparentes, pues está compuesta exclusivamente por cloruro sódico. En ocasiones, cuando la compramos, la encontramos con otros colores: blanca, grisácea, rosácea… debido a las impurezas que se acumulan con el tiempo de evolución en las salinas. La comunicación, en su origen, también es totalmente sincera, transparente y emocional. ¿A caso un bebé es capaz de meter impurezas racionales a la comunicación que transmite cuando llora porque tiene hambre o cuando sonríe al ver la cara conocida de sus padres?. ¡Claro que no!

Con el paso del tiempo, las personas vamos evolucionando rápidamente a nivel racional, somos capaces de modificar nuestros pensamientos, nuestras palabras, la forma en la que las expresamos, etc… y con todo ello somos capaces de ocultar información, tergiversarla, modificarla, inventarla… haciendo que la transparencia desaparezca y que ello influya en todo el proceso comunicativo que estemos teniendo con otras personas.
 

Si pensamos en cualquier relación familiar, de pareja, de equipos de trabajo…, estoy seguro que somos capaces de discernir personas que saben comunicar y personas que no saben tanto, al menos con la oratoria. Pero también estoy seguro que sabremos observar que, de entre aquellas que saben comunicar, quiénes lo hacen con más transparencia y quiénes lo hacen con menos. ¡Por la boca muere el pez! que decía mi abuela. ¿Acaso no estamos hartos de ver políticos que saben comunicar, pero que mienten más que hablan?. Éste, sin ir más lejos, sería un problema mayúsculo de comunicación, pues saben cuidar cualquier aspecto de la misma (contexto, registro, palabras…), pero se olvidan el más importante y que le va a dar credibilidad al resto: la transparencia, la sinceridad y la coherencia entre lo dicho y lo hecho.

Sin querer alargar más el tema comunicación-transparencia y la nueva especia que ocuparán las próximas entradas en este blog durante el mes de agosto, simplemente recordar que del mismo modo que nos gusta acertar con la cantidad de sal en los platos que estamos preparando y vamos a servir, también debemos prestar atención a esos pequeños errores que en ocasiones cometemos cuando nos estamos comunicando con otros. Es importante que probemos un sorbito del puchero antes de darlo por terminado para validar su justo punto de sal; asimismo es importante que pensemos bien lo que vamos a decir, cuándo lo vamos a decir y cómo lo vamos a decir.