miércoles, 6 de mayo de 2015

5 hábitos para ser más productivos

En esta ocasión te aconsejo sigas estos comportamientos que para mí son fundamentales a la hora de buscar la productividad en mí mismo. Hay que ser autocríticos y en ese difícil ejercicio debemos ser capaces de mirar en qué aspectos podemos mejorar para lograr lo que esperamos y lo que esperan de nuestro desempeño en el lugar de trabajo que ocupamos.

1. No pienses que eres imprescindible.

Los empleados somos prescindibles. Ante cualquier baja médica, vacaciones o rescisión de la relación laboral cualquier persona podrá cubrir tu puesto sin que el departamento o la empresa en la que trabajas tenga que cerrar sus puertas. No debes intentar acaparar todo, estar conectado las 24h del día con el mundo laboral y mucho menos hacer pensar a los demás que sin ti el trabajo no saldría. Con ello sólo vas a conseguir dos cosas: fomentar tu estado de ansiedad y dar a pie a los otros a que te exijan cada vez más, sobrepasando el límite de lo posible pues tú mismo les has hecho creer que eres el único capaz de sacar la faena adelante. Recuerda que eres empleado, pero también eres persona con vida social y familiar y con la necesidad permanente de cuidar tu salud.

2. Sé perfeccionista, pero de manera selectiva y no obsesiva.

El perfeccionismo es bueno, pero de manera controlada. Ser excesivamente autoexigente nos convierte en esclavos de lo que hacemos, porque sin darnos cuenta vamos subiendo progresivamente nuestro grado de exigencia, llegando a veces a situaciones en las que nos ponemos objetivos prácticamente inalcanzables y cayendo en una frustración permanente cuando así ocurre. Además, la autoexigencia mal gestionada nos lleva a exigir desmesuradamente también a los demás con todo lo que ello conlleva: mal clima laboral, poca empatía, conflictos innecesarios, mala imagen de cara al exterior, absentismo…

3. Demuestra eficacia y resolución de incidencias más que presencia en tu puesto de trabajo.

No por estar en tu lugar de trabajo más tiempo del debido eres mejor trabajador ni trabajas más que otro. Nadie pone en duda que en ocasiones tengamos que alargar nuestra jornada por una sobrecarga puntual de trabajo, pero no hay excusa ni motivos para que esto ocurra de manera frecuente. Si tienes que alargar tu jornada más de lo debido casi a diario piensa en cuál es el problema, quizás no te organices, quizás no todo lo que hagas sea verdaderamente urgente, quizás deberías delegar algunas tareas

4. Haz una cosa a la vez, pero atendiendo a lo que es urgente y a lo que es importante.

Para ayudarte con el punto anterior quizás te sirva antes conocer y aplicar la Matriz de Eisenhower. En ella se trata de anotar en cada cuadrante las tareas que realizas según sean tareas importantes versus no importantes y tareas urgentes versus no urgentes. Según se sitúe esa tarea podrás determinar si tienes que hacerla ya, si puedes posponerla, si tienes que delegarla o si es una tarea que quizás no tengas que realizar.


5. Arriésgate, equivócate y si te equivocas, corrige ¿por qué no?

La era paternalista y controladora ya quedó atrás. Tener que consultar todo lo que haces y ser simplemente ejecutor de lo que se te pide ya no debería ser tu forma de trabajar. Ahora toca pensar, probar, arriesgar, equivocarse, aprender y emprender. Es la era de la emprendeduría, de la innovación y de la creatividad, donde la marca (ya sea personal o empresarial) adquiere un papel fundamental para destacar con respecto a la competencia y ser el mejor, el preferido ante la elección final del cliente.

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